viernes, 10 de julio de 2015

LA PROCESIÓN DE LAS ÁNIMAS


En una de las calles principales de Chincha Alta, de esto hace muchos años, había una mujer que le gustaba enterarse de la vida y milagros de todo el mundo.
Para satisfacer su enfermiza curiosidad, se había hecho construir una ventanita especial en la puerta de su casa, para así poder observar todo cuando ocurría durante la noche y de esta manera al día siguiente estaba enteraba de todos y cuando le iban a contar algo, ella, como se dice, se los madrugaba, porque conocía ya todos los detalles, de aquellos que relataban con novedad.
Una noche siguiente su costumbre, se encontraba curiosamente a través de su estratégica ventanita, cuando de pronto escucho una extraña música que avanzaba lentamente por la calle, puso toda su atención y comprobó que se trataba de una procesión que iba a pasar por la puerta de su casa, y esta religiosos y como iban vestidas. Las procesión se fue acercando lentamente y cuando estaba frente a ella, uno de los acompañantes se le acerco y le dijo con voz gangosa: “Tome esta cera y alumbre”, acompañado la acción a las palabra le dijo algo que a simple vista parecía una cera y la mujer agarró lo que le dieron y al verlo mas de cerca se dio cuenta que lo que tenia en su mano era una canilla de un muerto y se desmayo.
Al día siguiente fue una amiga a visitarla y la encontró desmayada tras la puerta, sosteniendo en su mano la canilla de muerto. De esta manera pago bien caro su defecto de enterarse de las vidas de las personas de su barrio. 

EL MUERTO QUE SE LLEVO EL DIABLO




Era ésta persona que tuvo una vida muy desordenada y llena de pecados. Aparte de pecadores se le conocía por ser muy agresiva y poseer el dinero suficiente como para alimentarse, beber licor en abundancia y convivir con varias mujeres a la vez.
Los comentarios sobre su mal llevada vida, pasaban de boca en boca, sin que nadie se atreviera a decirselo directamente. Asimismo, era comentario general que este hombre había hecho un pacto con el Diablo, quien a cambio de su alma y su cuerpo, le proporcionaba el dinero necesario para sus vicios y diversiones con las mujeres.
Como todo se vivo, éste tuvo que morir. El día de su fallecimiento la gente se incomodó mucho por saber si sus sospechas se confirmarían con su muerte. Todos se preguntaban que seria de su cuerpo y si era verdad que el Diablo se posesionaría de él.
Más que por curiosidad que por otra causa, varios concurrieron al velatorio; otro tanto no lo hizo por temor a que se presentara el Demonio en pleno acto a cobrar la deuda. Los asistentes estuvieron hasta altas horas de la noche. Si que nada anormal sucediera. Poco a poco se fueron retirando, hasta que al promediar las una de la madrugada solo se quedaban los familiares más cercanos, los cuales no pasaban de siete. Estas personas, muy fatigadas por las muchas horas que habían permanecido despiertas, en un momento dado, se quedaron dormidas.
Al despertar, miraron con asombro que el lugar donde ante se hallaba el cajón con el muerto, estaba vació.
¡El muerto y el cajón habían desaparecido! Asustadísimos recorrieron la casa y los lugares aledaños, tratando de ubicarlo, pero no lo hallaron ¿Dónde estaría? ¿Se lo habría llevado en realidad el Diablo, como comentaba la gente? ¿Qué harían ahora cuando estaban a escasas horas del sepelio, al mismo que habían invitado a muchas personas?.
Al no encontrar el cadáver, dieron por descontado que el Diablo se lo había llevado. Inmediatamente se dirigieron a la funeraria en busca de un nuevo ataúd, el cual reemplazaría al desaparecido. Los siete acordaron no decir nada de lo acontecido.
Consiguieron el cajón, colocaron en su interior un grueso tronco para que le de peso, y luego procedieron a cerrarlo herméticamente.
Cuando llegaron las personas para llevar el muerto al cementerio, se sorprendieron de encontrar la caja mortuoria totalmente cerrada. Entonces solicitaron les dejen ver el rostro del finado, pero tal petición les fue negada, porque naturalmente, si abrían la ventanilla lo único que verían seria un tronco seco, ya que el muerto se lo había llevado el Diablo.
Ante tal situación, volvieron a tomar fuerza los rumores ya conocidos, a pesar de ello concurrieron al entierro.
Quienes cargaron el cajón, camino al cementerio, aseguraran que el muerto estaba adentro, pues el cajón tenía peso.
¡Qué equivocados estaban los que tuvieron la oportunidad de cargar el ataúd! En lugar de una persona habían enterrado un tronco, y el muerto se hallaba en poder de el Diablo, quien de esta manera saldaba cuentas con quien llevó una vida llena de diversión y pecados gracias al dinero que le proporcionaba Satanás.

LEYENDA DE LAVIRGEN DE GUADALUPE, PATRONA DE NASCA

Cuenta la historia que en las primeras décadas del siglo XIX (1800) era costumbre de los pueblos de Nasca y Palpa , formar grupos para viajar a pescar lenguados, mariscos, cangrejos y otras especies a las lejanas playas de Caballas, Santa Ana, San Nicolás, Marcona y Tres Hermanas, generosas en especies marinas, como también en busca de sal , la que se encuentra en abundancia por aquellos lugares.
Estos viajes, por aquel entonces, lo hacían a lomo de mula, formando las recordadas "piaras" o"recuas" de acémilas. Aprovechaban también para cazar venados, tarugas y vizcachas, animales que abundaban en las tranquilas lomas de aquellos tiempos.
Fue así que unos de estos grupos de pescadores, según la tradición, estaban pescando entre las playas de Coyungo y San Ana, lugar preferido por la gente de playa, por hallarse cerca del lugar denominado "Monte Grande", sitio que reunía las condiciones necesarias para el viajeros como pastos frescos y manantiales de agua dulce y además de existir una cueva que era usada como pascana para dormir a cubierto.

Según la tradición, eran las 2 de la tarde de un día del cual no hay recuerdo, cuando de pronto comenzó a soplar un fuerte viento que poco a poco se fue haciendo más violento, tomando caracteres de una tempestad. Los sorprendidos pescadores, corrieron a refugiarse en la cueva, y desde aquel lugar miraban y escuchaban cómo la naturaleza desataba todas sus fuerzas sobre aquellas tranquilas playas.
El viento soplaba con furia, del mar se elevaban negras, espumosas y rugientes olas al viento cubrían nubes grises y negras; las gaviotas, guanayes y alcatraces, volaban enloquecidos como atrapados por las fuerzas huracanadas;
los burros y las mulas rebuznaban; aullaba el zorro y los gallinazos graznaban.

Tembló la tierra, y un ruido extraño y misterioso escucharon los hombres de la cueva, que en silencio murmuraban alguna mal sabida oración. Pero la tarde pasó y la noche también. Al rayar la aurora con la fresca brisa, salió la gente de la cueva, todos dijeron "vamos a ver si hay pescado varado en la playa para freír" y se encaminaron mirando al mar.
Y varios gritaron ¡Mira! un cajón negro, en la playa varado está; corrieron todos a ver la caja, tuvieron miedo y con gran sigilo se acercaron a la rara caja. El más audaz fue a pulsearla; la sintió pesada y al punto dijo, "somos ricos, la caja pesa, vamos a abrirla para ver qué tiene". Y abrieron la caja, ¡Oh, Dios Santo! Gritaron todos; es una Virgen.
Pasado el susto, deliberaron quién se la llevaba, pero como la caravana de pescadores estaba formada por palpeños y nasqueños (los primeros en mayor número), las opiniones se dividieron en dos bandos.

Los palpeños dijeron : "A nosotros nos corresponde la Virgen, porque somos más". En realidad los palpeños estaban en mayor número que los nasqueños, los que nada pudieron objetar. Los hijos de generoso pueblo de Palpa, tomaron "el cajón con la Virgen" dentro, para llevarla a la iglesia de su pueblo, pero cosa rara, a medida que iban caminando se hacia cada vez más pesado el cajón, hasta que llegó un momento en que no pudieron volver a levantarlo del suelo.

Después de agotar todos sus esfuerzos los hijos de Palpa para levantarla del suelo y llevarse a la Virgen; dijeron los nasqueños: "ahora probaremos nosotros" y ¡Oh, milagro! El bendito cajón con la virgen, desde este momento, se tornó más liviano que una pluma, manifestando , de esta forma, la Virgen, su sana voluntad de morar en el pueblo de Nasca.
Es así como el grupo de pescadores que llevaba a la Virgen; mando a uno de ellos por delante, como mensajero de esta buena nueva, para que el pueblo de Nasca, con el cura a la cabeza, ordenasen los preparativos para recibir a la Santa Virgen y celebrar este magno acontecimiento.
La noticia cayo como reguero de pólvora en el pequeño pueblo de Nasca, en ese entonces todos sus habitantes se sintieron conmovidos por la santa noticia.

El pueblo se vistió de gala, con el conocimiento de esta grata novedad, la gente se puso sus mejores ropas para recibir a la Santa Virgen; en todo el pueblo se respiraba un ambiente de fiesta, los pirotécnicos prepararon cohetes y se reventaban avellanas, replicaban las campanas.
Por esa época se realizaba la cosecha del maní en todo el valle, y como ese día se respiraba olor a fiesta y no había vivanderas, la gente poblana "sancochó y tostó" maní en cantidad y se vendió en abundancia como alimento ligero, porque nadie quería irse a sus casas, hasta no recibir y conocer a la Santa Virgen, se cree que desde esa época hasta hoy quedó establecida la vendimia o fiesta del maní como corolario a la fiesta Patronal del pueblo de Nasca.
Y es así que llego la imagen de la "Virgen de Guadalupe" al pueblo de Nasca, y fue el cura Fray Sotil, sacerdote del pueblo, que a la cabeza de una gran comitiva pueblerina, salió a recibir a las afueras del pueblo a la "Santa Imagen", quien como buen teólogo, al verla explico que la imagen era nada menos que la "Santísima Virgen de Guadalupe"; declarándola y proclamándola en ese mismo momento tan solemne, "Patrona del Pueblo de Nasca".

Es así que partir del año 1800 mas o menos, con la aparición de la Virgen se sustituye al patrón del pueblo Santiago (lo fue desde el tiempo de la conquista) hasta la aparición de la Virgen de Guadalupe, quedando establecido el 8 de setiembre de todos los años como celebración oficial para rendir homenaje a la "Santísima Virgen de Guadalupe, Patrona de Nasca".

LEYENDA DE LAS TRES HERMANAS(PALPA Y NASCA)


En la época del gran imperio Inca, existió dentro de la confederación Nasca, un pueblo mandado por un Inca, llamado Manco Astohuaroca.
La confederación Nasca extendió sus dominios desde los valles de Lima hasta Acarí; rendían culto al dios Pachacamác y al mítico dios Kon. Manco Astohuaroca, tenía tres hermosa hijas llamadas Juri Chumac, Jurpy Yulac y Jurpy Lliaquynanquy (traducido al castellano una se llamaba Paloma Hermosa, la otra Paloma Blanca y la última Paloma Triste), las tres princesas eran unas verdaderas bellezas indias.

En el ejército de Manco Astohuaroca, había un jefe noble y joven guerrero, apuesto y de familia de linaje, de formas atléticas y valiente hasta el extremo del sacrificio. Este guerrero se llamaba Topayra; y tuvo la suerte o la desgracia de hacerse amar secretamente a la vez por las tres princesas, ofreciendo y jurando su amor volcánico como el trueno de las cumbres serranas, fascinante y voluptuosa como las caricias de la brisa en las tibias noches primaverales; amor que a cada una ofrecía con vehemencia y pasión, bajo la oscuridad encubridora de la noche, compañera preferida de los amantes.

Yurpy Chumac amaba con delirio a Topayra y habiéndose vencido el plazo que le diera para hacerla su esposa, temerosa ésta de que descubrieran su vergüenza, citó a su amante para exigirle el cumplimiento de su promesa, cita que Topayra aceptó, para embriagarse con la mujer querida.






















Para acudir a su cita Yurpy Chumac, espero que sus hermanas se durmieran, cuando pensó que estaban dormidas, salió sigilosamente en puntas de pie al encuentro del amado, y cuando fuera de su palacio estuvo, emprendió veloz carrera al encuentro de su amado, dueño de su amor y de su honra.
Creía Yurpy Chumac que sus dos hermanas jamás llegarían a descubrir su fuga, pero el destino les reservaría una amarga verdad; al despertar Jurpy Lliaquynanquy, se dio cuenta que no estaban una de sus hermanas, era que Yurpy Yulac sospechó que algo raro sucedía a Jurpy Chumac, por lo que fingió dormir para luego seguirla a prudente distancia. Jurpy Lliaquynanquy, angustiada por la ausencia de sus hermanas, salió del palacio en busca de éstas; la noche era clara, la luna dominaba el cielo, el viento nocturno murmuraba un lamento, el búho y la lechuza dejaban escuchar en el silencio de la noche sus fatídicos cantos agoreros, anunciando gran desgracia a las tres princesas.

Jurpy Lliaquynanquy va a el encuentro de su hermana en un lejano paraje, al llegar ve a su hermana Yurpy Yulac escondida como mirando algo, esta le hace una seña con el dedo índice para que guarde silencio, y susurrando le dice: "Mira a nuestra hermana con el hombre a quien yo amo". Con la voz entrecortada por el dolor y la angustia contesto Jurpy Lliaquynanquy: "A mi también me ha engañado, me juró su amor y yo le correspondí". La luna y las estrellas se escondieron detrás de las densas cortinas de nubes para no ver y ser testigos de tanta amargura y desdicha.
Las Hermanas caminaban torpemente cogidas de las manos cuando rodó una piedra que las delato, Topayra se volvió veloz como un felino a la dirección de donde provenía el ruido, y al ver a las dos princesas, -también sus amantes-, huyó como un cobarde perdiéndose en la oscuridad de la noche. Jurpy Chulac quiso hablar, pero sus hermanas se lo impidieron y a la ves le dijeron: "Lo hemos visto todo, el hombre que ha mancillado tu honra, también a mancillado la nuestra; el hombre que te juro su amor, también nos las ha jurado a nosotras; el hombre que se embriago con tus caricias, también se embriago con las nuestras".

Abrazándose las tres hermanas en la majestad silenciosa de la noche, humedecieron las arenas con sus lágrimas y juraron por todos los dioses, castigar y vengarse del culpable de su desdicha, grabando su nombre en sus corazones. Cada una llamó a sus más leales guerreros y unidas con sus ejércitos marcharon en busca del traidor.
Avisado Topayra de que un ejército se acercaba en son de guerra, subió a lo más alto de su fortaleza para comprobar la verdad; el panorama no era el más amistoso, ordenó a sus guerreros que tomasen sus puestos de combate, marchaban a la cabeza del ejercito atacante las tres princesas cubiertas de negro para vengar su mancilla o tal vez morir en lo más fiero del combate. Cuando los dos ejércitos se disponían para la lucha, una de las doncellas que sabia del secreto de sus desdichas señoras, corrió donde su Inca y señor, y pidiendo clemencia contó la desgracia a su alteza. Indignado el Inca llamó a sus magos y les pidió en nombre de sus dioses, castigar al traidor Topayra y a sus infieles princesas.

Rasgándose sus vestimentas y quitándose la mascaypacha el Inca pronuncio junto a sus magos un terrible conjuro, tanto así que se oscureció el día, el sol negó su luz, los relámpagos zigzaguearon por el espacio, las nubes soltaron sus aguas retenidas en sus entrañas, tembló el suelo.
Cuando el Dios Sol volvió a alumbrar la tierra, el pueblo había desaparecido, la fortaleza y los guerreros de Topayra se habían convertido en rocas, las tres princesas se transformaron frente a la fortaleza en tres cerritos dentro del mar; sus blancas túnicas de vírgenes del Sol, se convirtieron en arena blanca, las que son movidas y besadas por el viento, y sus guerreros en pequeños montículos de roca en la orilla del mar, bañados eternamente por su blanca espuma.

Cuando la noche es oscura y ruge el viento con violencia, dicen que es la cólera del Inca; esas noches son raras, pero en esas noches raras se dice que salen las tres hermanas de su encantamiento, vestidas de negro llorando su desdicha por las pampas de Marcona.
El vulgo las ha bautizado con le nombre de "Viudas", son las tres princesas encantadas, son las tres hermanas deshonradas y maldecidas por el Inca.

Oh caminante! ¡Oh viajero!....cuando pases o vayas a "TRES HERMANAS", mira los tres cerritos dentro del mar, son las tres princesas encantadas, mira los montículos de rocas a orilla del mar, son los guerreros de las princesas; mira hacia el sur frente a los tres cerritos de piedra y veras, en la roca, un rectángulo en forma de una puerta de tres metros de altura, es la puerta de la fortaleza de Topayra. Con él cautivo eternamente en sus entrañas, sobre ella se estrellan las rugientes olas del mar, es la furia de las princesas, y cuando en la noche oscura oigas lamentos o un llanto de una mujer, es el pesar de las tres hermanas, las tres princesas que vestidas de negro, salen de su encantamiento a recorrer las pampas de Marcona, otrora su pueblo, a llorar sabe Dios hasta cuando su desdicha y condena. Por eso nadie se atreve a cruzar la pampa y la playa de noche, por que hay la creencia que en esas noches se puedan topar con las viudas de esta historia.

LA CARA DEL INCA O EL ROSTRO DEL INCA (PALPA)

Desde una caprichosa formación rocosa hasta impresionantes dibujos paracas elaborados hace más de dos mil años en las faldas de los cerros son una muestra de los nuevos atractivos turísticos de la joven provincia de Palpa, ubicada 90 kilómetros al sur de Ica y a unos 400 de Lima.
Apenas uno se aproxima a esta cálida provincia, a la altura del kilómetro 391 de la Panamericana Sur, en el distrito de Río Grande, surge imponente el cerro Pinchango (pico alto), que muestra un impresionante y enigmático perfil de un rostro que los palpeños han denominado "La cara del inca".
"Es una caprichosa formación rocosa esculpida por los vientos y la erosión eólica que imponente mira y domina todo el valle, pero también el cerro (apu) mayor de Palpa y la salida diaria del sol", cuenta don Manuel Cáceres Ventura, jefe de la Oficina de Información Turística del concejo provincial y también un verdadero difusor de la belleza turística de esta localidad.
La creencia popular le concede a esta impresionante figura el singular título de "centinela" del apu de Palpa, ya que vigila no solo los tesoros de oro que se dice conserva en sus entrañas, sino también los antiguos asentamientos paracas, nasca y wari que poblaron sus faldas.


EL ROSTRO DEL INCA 01

El Chupacabras de ICA

Cuenta la leyenda que ICA en el año 1968 hubo un animal más conocido como el chupacabra que devoraba animales como la cabra mi abuelo tuvo un encuentro con el chupacabra que lo irio a mi abuelo y cuando salió el sol ,
el chupa cabra prendido en llamas se convirtió en polvo pero no desapareció su espíritu se quedo dentro de mi abuelo más tarde cuando salió la luna mi abuelo se convirtió en un chupacabra , cuando mi papa trato de detenerlo él se lanzo contra el y con un grito diabólico mi abuelo desapareció.
Pasaron 10 años y mi abuelo logro exorcizarse del chupa-cabra y pudo ser un hombre para siempre.

Casa Encantada de Lunahuaná

Esta casa que de acuerdo a la tradición popular y testimonios que dan cuenta de fenómenos paranormales, Se encuentra situado al borde de la carretera que va del anexo Uchupampa a Catapalla, a 15 minutos del distrito de Lunahuaná.

Casa Encantada de Lunahuaná

La tradición mantenida por los lugareños cuenta que como consecuencia de la guerra con Chile (1881), un hacendado, cuyo nombre se ha perdido en el tiempo, y que según se dice era italiano, había ya para entonces construido esta casa, habitándola con su familia. Una noche los soldados chilenos atacaron el pueblo y lo destruyeron todo victimando al hacendado y a miembros de su familia.
Años más tarde, la casa fue ocupada por una nieta, quien nunca imaginó que los espíritus de las personas muertas habitaban aún la casa: ella y su familia comenzaron a escuchar todas las noches: ruidos, quejidos, voces y lamentos, y toda suerte de eventos paranormales con la visión de fantasmas.
Esto motivaría que abandonaran la casa que no ha sido habitada desde entonces, sin embargo hace unos algunos años atrás se pensó en convertir la casa en un hotel y para ello se empezaron a realizar las obras respectivas, sin embargo estas fueron abandonadas de forma inexplicable.

Desde entonces los lugareños consideraron que este era un lugar del cual era mejor mantenerse alejados.

Mucho tiempo después la historia de la casa recobró notoriedad, cuando un grupo de jóvenes, de aquellos que suelen realizar actividades recreativas y de aventura, provenientes de Lima fueron protagonistas de una de las historias más escalofriantes y recordadas de aquel entonces, la mima que cuenta que: aquellos jóvenes que llegaron al lugar por la noche, vieron luces, escucharon voces, música y jolgorio se animaron a entrar en esta casa donde al parecer se realizaba una fiesta, allí brindaron y bailaron, y en lo mejor de la velada de un momento a otro, todo se tornó lúgubre y vacío, ya no había gente alrededor, ni se oía música alguna. Aterrados los jóvenes salieron despavoridos corriendo de la casa, hacia la carretera que pasa al frente de la casa e intempestivamente fue atropellado por un vehículo que transitaba por el lugar…

Como esta son muchas las historias que se cuentan, muchas de estas historias verosímiles, pero otras carentes de todo sentido, pero que los lugareños se han encargado de difundir alimentado la tradición.

Historia de la Huacachina


Cerca de este lugar vivía una joven princesa incaica. Que era conocida por todos como Huacca-China (la que hace llorar). Era una princesa de verdes pupilas, áurea cabellera y que cantaba de una manera extraordinaria hasta el punto que todo aquel que escuchaba su melodía lloraba, porque ella tenía un secreto y es que su corazón quedo enamorado de un feliz varón.

La princesa buscaba un rincón donde llorar y al hallarse libre, cavaba ante el árbol un hueco donde hundir el dulce nombre de su amor. Cierta vez en el hueco que había abierto en la arena, ante el algarrobo, se llenó de agua tibia y sumergió su blanca desnudez. Cuando salió del baño, se envolvió en la sabana y al verse en el espejo, descubrió un espía, un cazador, que al ver su belleza, quedó prendado de sus encantos, viniéndose como un sátiro, hacia ella.

La princesa huyó seguida obstinadamente por el cazador entre las dunas y breñas en las cuales iba dejando trozos desgarrados de su manto, que por momentos dejaban ver su desnudez. La sabana quedó enredada en un zorzal y la princesa quedó desolada sin fijarse en nada. Entonces la sabana abierta se hizo arenal. Siguió huyendo la princesa con su espejo en alto, cuando quiso dar un salto tropezó y de su puño falto de fuerzas, se escapó el espejo. Y ocurrió una conmoción, pues el espejo roto se volvió una laguna y la princesa se transformó en una sirena que en las noches de luna sale a cantar su antigua canción.

Los Comatraneros (ciudadanos de la zona) sostienen que existe una corvina encantada, la cual dicen haberla visto, pero más que calan las redes nunca llegan a apresarla. También hay una leyenda de la vieja que toca su cajita para aumentar de ese modo el caudal del agua y es la explicación que da la gente para ese extraño sonido de los cerros cuando lo bate el viento.


La Leyenda de Cahuachi y Las Lineas de Nazca

Era una noche de plenilunio en un lugar muy cerca de la mar, los fuertes vientos mezclados con arenilla golpeaban el rostro de un viejo rey que acompañado de sus súbditos realizaban un peregrinaje en los templos piramidales y desde la sumidad contemplaban extasiados la luna llena que con su fulgor de plata bañaba todos los rincones de los areniscos, los añejos guarangales orlados con nidos de cuculíes y de rojos piturrines. De vez en cuando se veía a lo lejos el brillo de los ojos de nocturnos animales que como brazas de fuego calentaban la fría noche.

El cielo estrellado y el rey dotado de una gran industria, observaba minucioso el firmamento tratando de hallar sentido en el misterioso paso de los astros y la manera como se agrupaban entre sí, que como nebulosas formaban caprichosamente figuras de seres que habitaban en la tierra.

Nanaska, el gran monarca, estaba junto a su hijo Cahuachi, un sacerdote-guerrero, mozo fuerte y valiente, futuro heredero del reino, muy atento aprendía las sabias lecciones de astronomía del padre.

- Hijo, tú que pronto heredarás los destinos de la nación, es importante que conozcas el paso de los grandes ojos de fuego. En ellas – prosiguió – verás el triunfo o la derrota, la abundancia de agua o las sequías, la prosperidad o la decadencia, la vida o la muerte, pues, cuando una estrella cae en la tierra, es señal de una vida se apaga.

De pronto un gran vocerío se escuchó de todas partes, interrumpiendo al rey. Todos miraban asustados al infinito. Una pequeña, una tenue lucecita se diría a una extraordinaria velocidad a la tierra, agigantándose más su tamaño cada vez que se acercaba y su color brillante se hacía más intenso e incesante, resplandeciendo tal que se podía ver los asustados rostros de los súbditos del rey.

- No teman, es una bola de fuego de los cabellos de oro. Dijo el monarca, confundiéndolo con un cometa.

La fría noche daba la sensación que se convertía en día cuando la intensa luz fulgurante irradió a los sorprendidos hombres. A los terrenos de arena, las viviendas de piedra y barro con techos de carrizos y paja. Se pudo mirar los verdes guarangales de donde salieron despavoridas las aves que dormitaban en sus fuertes ramas. La inmensa y pedregosa pampa sembradas de naturales calatos. Se vio las altas y bajas colinas, a los zorrillos y serpientes furtivos cazadores de la noche que asustados buscaban refugio en sus madrigueras. El suelo estéril y cuarteado por la sequedad, donde se observaba chamuscados maticos por el fuerte sol en el día y los ladridos de los perros rompían el silencio de la noche. Entonces la bola de luz cayó en la tierra en una gran pampa, dejándose escuchar ensordecedor sonido y el eco horrorizó más a la gente.

Después volvió el silencio y la oscuridad.

El rey, príncipe y guerreros se dirigieron raudos al lugar que se había precipitado la extraña luz, y acortando distancias, salvando escollos, subiendo y bajando pequeñas colinas, recorriendo largas planicies, muy pronto con la velocidad que llevaban llegaron al sitio, donde aún se podía ver restos oscilantes luces y un fino humo que se levantaba perdiéndose en la oscuridad de la noche.

Cahuachi, mostrando vacilación y curiosidad llegó al objeto volador en forma temeraria.

Allí pudo observar un gran móvil de metal con la forma de un platillo, con muchas luces y pequeñas ventanas. El valiente príncipe abrió la puerta principal y del interior del objeto volador pudo salir un raro ser nunca visto por los ojos humanos. Acompañado a este ser, otra criatura cubierto de un extraordinario pelaje. Sus pequeñas orejas se mantenían siempre erguidas. No tenia ojos, estaba provisto de dos extremidades que le servía como mano-pies llevaba cuatro dedos que usaba para caminar y en la otra mano-pies tenía cinco dedos con la que cogía objetos. La misteriosa criatura lanzaba amenazas por su boca pequeña escondida por las pelusas, emitiendo raros sonidos:

¡Akú, akú, akú!

En cambio, el fabuloso ser, no era muy prodigioso de tamaño y no se distinguía sus formas, porque estaba protegido de por una vestimenta especial. En una de sus partes superiores tenía dos ovalados lentes y tras de ellos observaban sus grandes ojos que asustados miraban al príncipe Cahuachi.

Pero la criatura muy debilitada se desvaneció, quedando tendido en el suelo a merced de los guerreros que intentaron golpearlo con sus makanas. Pero el otro ser, no dejaba que se le acercaran, haciendo mucho ruido. Entonces todos comprendieron que la cosa era como un fiel perro que cuidaba de los grandes peligros a su amo.

Desde entonces le dieron el nombre de Makú y el raro ser desvanecido fue llevado en parihuela al pueblo.

Las brujas de Cachiche (Ica)

Cachiche es el nombre de un pueblo, que desde épocas pasadas fue sinónimo de hechicería para muchos peruanos, Cachiche parecia un pueblo de brujas, pues albergó incontables mujeres que de acuerdo con los iqueños, poseían poderes sobrenaturales, utilizados –segun decían– para extirpar los males del cuerpo y preparar brebajes que garantizaban el amor de la pareja, entre otras santerías.

La bruja mas famosa de Cachiche es sin lugar a dudas Julia Hernández Pecho Viuda de Díaz, una bruja que según cuentan murió a los 106 años de edad, luego de una azarosa vida llena de sortilegios y hechizos, pero sólo de los buenos, de los que curan, de los que reconcilian corazones. Ella no hacía daño. Ella no era "malera".

Esto es lo que afirman sus defensoras, sus historiadoras oficiosas, aquellas que vaticinan un retorno seguro a Cachiche si se contemplan fijamente los ojos de la estatua, aquellas que cuentan -con espanto y horror- la apocalíptica y certera profecía de la palmera de las siete cabezas. Una demostración evidente -dicen ellas- del poder sobrenatural de doña Julia.

Cuenta la leyenda que la bruja predijo que Ica se hundirá cuando reverdezca la séptima cabeza de la palmera que se encuentra en la laguna seca.

Y la bruja acertó, pues Ica quedó bajo las aguas en enero de 1998. El río se desbordó, miles de personas resultaron damnificadas. La gente asegura que ese año no se mochó, ni se quemó la séptima cabeza de la palmera, desde esa fecha no han dejado de hacerlo.